El que busca, encuentra ...

Unidad 4: Los Cristianos Saben Perdonar

Perdona nuestras ofensas ...

Hasta ahora, se ha presentado la vida comunitaria y celebrativa de los cristianos. Pero, como ocurre en todas las relaciones personales, las relaciones en la comunidad no son perfectas y pueden surgir conflictos que provoquen una ruptura en las relaciones. Esto es fácil de entender porque esta experiencia la ha vivido prácticamente todo el mundo.

La unidad didáctica se articula a partir de la ruptura de una relación hasta su restablecimiento. A la posibilidad de recuperar una relación dañada la llamamos perdón. Este perdón es el que Dios ofrece, de manera incondicional e ilimitada, a los hombres y mujeres que se han alejado de Él y de sus hermanos (el resto de la comunidad cristiana). La parábola del hijo pródigo que Jesús cuenta a sus discípulos muestra este amor de Dios a sus criaturas, igual que un padre ama a sus hijos.

Jesús no sólo “habla” del perdón de Dios, sino que lo vive intensamente, lo comunica a los pecadores y otorga a la Iglesia el poder de seguir haciendo lo mismo a lo largo de la historia. La reconciliación de los hombres con Dios se pone de manifiesto en la oración de los primeros cristianos durante la celebración eucarística. Esta reconciliación se realiza plenamente y de forma definitiva en el Sacramento de la Penitencia o de la Reconciliación mediante el cual la Iglesia recibe, otorga y celebra el perdón de Dios.


Himno: PESCADOR DE HOMBRES





Presentación Electrónica


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Reflexión: Perdonar Setenta Veces Siete

Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.netMateo 18, 21-19,1. Al perdonar encontramos paz en nuestra vida. Aunque sea costoso y se oponga a nuestros sentimientos.

Perdonar setenta veces siete
Perdonar setenta veces siete
Mateo 18, 21-19,1
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y les propuso esta parábola: Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano. Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Reflexión

Juan Pablo II dio al mundo uno de los más grandes ejemplos de perdón cuando, en 1982, después de que atentaran contra su vida, fue a visitar a Ali Agca para ofrecerle su perdón. Perdonar a quien intentó asesinarle es todo un testimonio del seguimiento de Cristo.

Juan Pablo II perdona a Alí Agca.

Jesús no pone límites a la hora de olvidar las faltas. Además nos dejó un sacramento, el de la Penitencia, para borrar los pecados que cometiésemos contra Él, contra Dios. De ahí sacamos una lección de misericordia y de amor. Dios nos gana a todos en generosidad, y no sólo nos perdona una o dos faltas, sino todos los pecados por graves que éstos sean.

Así como Dios perdona, así como el Papa perdonó, igualmente debemos hacer nosotros con todos aquellos que nos perjudican.

Perdonar es vivir la caridad. Aunque sea costoso y se oponga a nuestros sentimientos y pasiones, es la mejor manera de manifestar nuestra correspondencia al amor de Dios.

El perdón es una manera de vivir muy cristiana, y muy necesaria, sobre todo en los ambientes donde reina el odio y la venganza. Dicen que las guerras no se vencen con la fuerza de las armas, sino con el poder del perdón.

Actividades:  Parábola del Hijo Pródigo
Incluye páginas para colorear, laberinto, crucigrama, sopa de letras y otros.

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